En los años 40, los especialistas en medicina plástica se llevaban los retoques de sus pacientes a la tumba. Aumento de pecho, liftings y blefaroplastias eran las intervenciones en pleno auge. […]
¿Leyenda o realidad? Como explica a LA RAZÓN el especialista en cirugía plástica Rubén García Guilarte, sobre la rinoplastia no hay duda: «Estrecharon el dorso y afinaron la punta de su nariz, justo lo que necesitaba para resaltar sus ojos y sonrisa. Lo que está en duda es el aumento de mentón, ya que por aquel entonces había que tallar los implantes y los resultados no eran como los de ahora». Aunque pueda sorprendernos, en los 40, como explica este cirujano, «el aumento de mamas estaba en pleno apogeo y las cirugías faciales – blefaroplastias, liftings y rinoplastias– ya eran algo habitual. Lo reseñable es que antes imperaba el más, es más, y el colectivo médico es mucho más conservador ahora».
Cuesta imaginarse entrar en quirófano en aquellos años. Si ahora imponen respeto, entonces, como señala el doctor García Guilarte, «las cirugías dejaban cicatrices y un aspecto artificial, ya que estaba extendido el concepto de que para perpetuar los rasgos juveniles se requería de la extirpación de grandes porciones de tejidos blandos (grasa y músculo). Hoy, la vía es justo la contraria: hay que dejar cicatrices imperceptibles y aportar volumen en aquellas zonas en las que falta. Además, las técnicas de lifting se fundamentaban en eliminar la piel sobrante, mientras que ahora sabemos que lo importante no es la piel que se elimina, sino la reestructuración de la musculatura y grasa que están por debajo de ella». Por supuesto, las condiciones que se dan ahora tampoco tienen nada que ver: «Los anestésicos son infinitamente mejores y los modernos agentes anestésicos han invalidado las objeciones de los pacientes de antes frente a la anestesia general, dado que mediante éstos tenemos un mayor control en su tensión arterial, una disminución del riesgo de sangrado y edema y una disminución de la irritabilidad cardíaca. Además, el mantenimiento de unos parámetros hemodinámicos adecuados durante la cirugía puede prevenir el deterioro postoperatorio», añade este especialista. En España por aquel entonces, no se podía apenas sospechar de estas técnicas; ¿hubiera cambiado la opinión general hacia estos artistas convertidos en mitos?
Sobre la frente sospechosamente despejada de Rita Hayworth mucho se ha escrito pero, según el doctor García Guilarte, habría dos explicaciones: «Una electrolisis que eliminara el vello agrandando la frente o un lifting frontal, que en aquella época eliminaba ópticamente unos dos centímetros de cuero cabelludo». Pero ellos también pasaron por quirófano: Gary Cooper se regaló un lifting; Frank Sinatra se «planchó» el rostro en al menos dos ocasiones y Clark Gable se corrigió las orejas de soplillo y se arregló la dentadura.
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